7 de mayo de 2008

La tentación sigue arriba



Como olvidar a Marilyn exclamando desde el piso de arriba: ¡Madre mía, se ha caido la tomatera! Mientras a Richard Sherman, a punto de ser aplastado por la hortaliza de la rubia, se le caía la baba pensando en el veranito que le esperaba de Rodríguez junto a su nueva vecina. Aunque la imagen más célebre siempre será la de Marilyn Monroe sobre las rendijas de la estación de Lexington de la calle 52, en Nueva York. Billy Wilder, el director y genial (como siempre) guionista de la película afirmaba que al rodar aquella escena "se reunieron veinte mil personas, hubo caos de circulación y una crisis matrimonial entre Joe DiMaggio y Marilyn. Reconozco que yo también me habría puesto nervioso si veinte mil personas hubieran estado observando una sóla cosa: cómo mi mujer se levantaba las faldas por encima de la cabeza". El caso es que con tanto revuelo, la toma no logró gravarse en la calle y tuvo que repetirse en el estudio.

Genial guión de Wilder, que tomó como excusa una comedia de verano, aperentemente insustancial, para volver a criticar las hipócritas costumbres de la clase media occidental. Especialmente, la americana, claro. A pesar de que muchas líneas y escenas fueron censuradas por el Código Hayes, se trata de una sátira sobre la sexualidad llena de ironía y sobre todo cruelmente divertida.. "Yo quería para el papel de marido a Walter Matthau, que le habría dado al papel un fuerte trasfondo sexual, pero en aquella época no se podía ni pensar que dos adúlteros se acostaran juntos en la película. Ni siquiera me permitieron que apareciera una horquilla en la cama de él, al día siguiente. Creo que la mojigatería de 1.955 ha perjudicado a la película", dijo Wilder.

Como curiosidades hay que destacar que el personaje de Marilyn no tenía nombre en la peli, que es el único filme que Billy Wilder rodó con la 20th Century Fox y en 1983que se intentó realizar un remake , protagonizado por Al Pacino en el papel de Richard Sherman. Menos mal que se negó (para interpretar a Tony Montana en el remake de otro clásico, Scarface), porque no me imagino a Al bajándose los pantalones al son de Rachmaninov. Por cierto que el título original (The Seven Year Itch) sería algo así como "La comezón del séptimo año". Horrible, mucho mejor La tentación vive arriba.

11 de abril de 2008

La reina de México



"Los diamantes no son la vida, ah, pero como quitan los nervios"

(María Félix)

Mucho antes de que Salma Hayek luciera palmito por las alfombras rojas, la actriz mexicana María Félix brillaba con fuerza en el panorama cinematográfico internacional. María Félix dejó una huella imborrable en los años de gloria del cine del país americano. Rodó casi 50 películas y derrochó glamour por las fiestas donde la flor y nata de la sociedad mexicana se mezclaba. No solo deslumbró por su belleza y por su talento (rodó casi 50 películas), también por las numerosas joyas que lucía. Cartier diseñaba para ella todo tipo de alhajas, (alguna un poco hortera, todo hay que decirlo), según su propio deseo. Es célebre la gargantilla formada por con dos crías de cocodrilo de oro, esmeraldas y diamantes. Precisamente aquel collar ha servido como inspiración a la casa parisina para crear una colección de joyas que recibe el nombre de la actriz.

Apodada “La Doña” por su papel en Doña Bárbara, la actriz tenía una personalidad masculina y tan particular que se interpretaba a sí misma en cada papel. Su mirada perturbadora cautivó a muchos hombres y mujeres, entre sus amantes se encuentra Jorge Negrete. De ella se dice que tuvo una relación incestuosa con su hermano, que acabaría suicidándose, y que fue amante de Frida Kahlo.

Considerada la “Reina de México”, el pasado jueves se cumplieron seis años de su muerte, día que coincide con su cumpleaños. Sus admiradores la recordaron frente a su mausoleo en el Panteón Francés de Ciudad de México admiradores al son de música de mariachis. “Es la única, la más bella, la que puso más alto el nombre de México”, declaró una de las personas asistentes. “México la recordará siempre, fue una embajadora de nuestro país en el resto del mundo”, añadió el secretario de uno de sus clubes de admiradores.

5 de abril de 2008

Bette cumple 100 años


Seguramente sea la única actriz de Hollywood (y mira que hay actrices por allí…) que posee talento, personalidad y una gran carrera cinematográfica, y todo eso siendo fea. Las tres primeras cualidades las han conseguido varias actrices en la historia. Se me vienen a la cabeza por ejemplo, Katharine Hepburn o Ingrid Bergman. Pero ser fea y conseguir todo eso en un sitio tan materialista y superficial como los Estados Unidos tiene bastante mérito. Por eso, cuando se escucha el nombre de Bette Davis, hay que dejar lo que uno está haciendo y prestar atención, sobre todo hoy: el día en que la diva hubiera cumplido 100 años.

Y es que Bette Davis tiene un altar en la historia del cine americano tan venerado que sus compatriotas se frotan las manos preparando homenajes, visitas turísticas a su pueblo natal (en Massachusetts) o abriendo museos conmemorativos. No es para menos, teniendo en cuenta que Bette era estadounidense y no una actriz más robada al cine europeo. Davis filmó más de cien películas a lo largo de su vida, logró diez candidaturas al Oscar y se llevó dos. Brilló entre los años 1937 y 1941, con títulos como Jezabel, Amarga victoria o La Loba, y estuvo a punto de conseguir el papel de Escarlata O´Hara, en Lo que el viento se llevó (lo que me recuerda que tengo que hacer un post de Vivien Leigh ya).

En la década de los 50, la madurez de la cuarentena afectó gravemente a su carrera (de la misma manera que ahora le ocurre a Julia Roberts o a Melanie Griffith). Es conocido por todos el anuncio que ella misma publicó en la prensa para conseguir trabajo y, de paso, criticar a los todopoderosos estudios: “Actriz con dos Oscar y gran experiencia busca trabajo”. Es en esa época cuando le ofrecieron uno de sus papeles más recordados: el de Margo Channing, en All about Eve.

Bette Davis murió en 1989, enferma de cáncer, vieja, calva y con un cigarrillo en la mano. Pero sin perder ni una pizca de elegancia ni de divismo. Su última aparición pública tuvo lugar en España, es el Festival de Cine de San Sebastián, donde fue a recoger el Premio Donosti. Con peluca y estratégicamente apoyada en un mueble antiguo para no desplomarse sobre el escenario, recibió la última ovación de su vida. Quince días después murió en París, su secretaria escribió diciendo que había querido ser amortajada precisamente con el vestido que lució aquella noche.

26 de marzo de 2008

Voyage à deux


_ ¿Qué clase de personas son las que se pasan
horas sin tener nada que decirse?

_ Los matrimonios.

(Diálogo entre Audrey Hepburn y Albert Finney,
en Dos en la carretera).

Llena de diálogos incisivos, ironías, desprecios, frialdad en el trato y reproches, esta película de Stanley Donen es una obra indispensable para entender la erosión del amor y el distanciamiento emocional que todas las parejas sufren con el paso del tiempo. Se trata de un film técnicamente muy complicado, que superpone, a través de saltos en la estructura y del montaje paralelo, los cuatro viajes por la riviera francesa que los protagonistas, Mark (Albert Finney) y Joanna (Audrey Hepburn), han realizado en distintos momentos de su relación. Una auténtica road movie llena de glamour.

Una peli muy recomendable, con buenas interpretaciones de los dos actores principales (aunque admito que Paul Newman hubiera estado muy bien en bañador por la arena de Saint Tropez), gran banda sonora de Henry Mancini y un fabuloso vestuario (sobre todo el de Audrey, claro) al más puro estilo Givenchy. Es una de esas películas que hay que ver dos veces para llegar a todo, comprender las situaciones y diálogos y lograr emocionarte con los protagonistas. La cuidada estética del film, favorecida por la fotografía, consigue que las imágenes narren por sí solas y que el espectador sienta que viaja por la Costa Azul. Sin duda, el mejor trabajo de Stanley Donen y uno de los papeles básicos de la filmografía de Audrey Hepburn (obligada para los fans de la actriz).

Aunque es necesario advertir algo: ver esta peli produce una inevitable necesidad en el espectador de recorrer Francia en coche, a través de carreteras verdes y pasando las noches en moteles encantados. Malditos gabachos.

13 de marzo de 2008

El diablo volverá a nacer este año


El clásico del cine de terror, La semilla del diablo, que dirigió Roman Polanski y que protagonizó Mia Farrow en 1968, volverá a ser llevada a la gran pantalla. Los estudios Paramount ya están negociando la nueva versión de este film. El productor del remake será Michael Bay, autor de cintas como Armagedon o Pearl Harbor. Hollywood se dispone a destripar una obra maestra del cine de terror, para convertirla en una cinta comercial que llene las salas de cine. La película pasará de ser una obra de autor a ser una simple superproducción llena de efectos especiales.

La película, basada en la novela del mismo nombre de Ira Levin, relata la llegada de una joven pareja a un apartamento gótico y el misterioso embarazo de la mujer, Rosemary (Mia Farrow), que descubrirá que sus vecinos componen una secta satánica y que su marido forma parte de ella. Me surgen varias preguntas: ¿Quién interpretará a Rosemary? ¿Se respetará el final? Y sobre todo ¿se rodará en los interiores del mítico edificio Dakota de Nueva York, como en la versión de Polanski? Todavía no se conoce el nombre del director de la película, pero que eche a temblar si el productor decide grabar en el Dakota: rituales de magia negra, sesiones de espiritismo y fenómenos de poltergeist forman parte de la leyenda negra del edificio. Allí vivió John Lennon con Yoko Ono y allí fue asesinado. Además, Polanski fue amenazado de muerte por un grupo satánico que le presionó para que pusiera fin al rodaje de la película, después de que la prensa desvelara las connotaciones mágicas del Dakota. No está claro quién la mató, pero nada más terminarse La semilla del diablo, Sharon Tate, esposa de Polanski, fue asesinada. Ese edificio está maldito, y maldito estará quién se atreva a profanar la película original. ¿Asustado?


10 de marzo de 2008

Todas quieren ser Holly


Es la prostituta más famosa de la historia del cine (y de la literatura), y Audrey Hepburn le dio tanto al papel, que todas hemos querido alguna vez ser Holly Golightly en Desayuno con diamantes. Y quién diga lo contrario, miente. ¿Cómo es posible que una puta que vive en una casa de 30 metros sin muebles, se haya convertido en el personaje más glamouroso y envidiado de la gran pantalla? Varios factores tienen la culpa. En primer lugar, el autor del relato en el que se basa la película, Truman Capote. Solo él era capaz de crear un personaje como el de Holly. En segundo lugar, la ciudad de Nueva York. Y es que no es lo mismo vivir en la Gran Manzana, aunque sea en un minipiso, y tomar el aperitivo en el Club 21; que vivir en Albacete (perdón a los de Albacete, pero tenéis que reconocerlo) y tomar unos chatos en Casa Manolo. Y en tercer y último lugar, la actriz encargada de dar vida a Holly Golightly, la gran Audrey Hepburn, elegancia pura.

A pesar de declararme fan total de la peli, de la novela y, por supuesto, de la actriz, tengo que confesar que me encantaría poder ver una versión de Desayuno con diamantes con la intérprete que Capote quería para el papel: Marilyn Monroe. Por muy rentable que haya resultado este error de casting, hay que reconocer que Marilyn hubiera estado estupenda y mucho más creíble que Audrey. ¿Imaginas a Marilyn arreglándose para irse a Sing Sing? Yo sí.





Os recomiendo leer: http://plagiopuro.blogspot.com/2008/03/holly-golightly.html

29 de febrero de 2008

La viuda eterna


A pesar de su prolífica y exitosa carrera como actriz, Lauren Bacall siempre llevó sobre sus espaldas la sombra de uno de los pesos pesados de Hollywood: su marido, Humphrey Bogart. 25 años menor que él, una jovencísima Lauren Bacall conquistó al héroe americano en 1944, cuando rodaban Tener y no tener. Desde entonces compartieron cartel en tres ocasiones más. Juntos coprotagonizaron un título clásico del cine negro: Cayo Largo, de John Huston, en el que Bacall interpreta a la seductora y distante Nora Temple.

De una belleza un tanto exótica, muy a lo siglo XXI, destacaba por sus grandes ojos y sus gruesos labios. No puedo terminar sin acordarme de la piel tan perfecta y satinada que presume en sus películas (resultado, todo hay que reconocerlo, del blanco y negro y de la iluminación) y que sería la envidia de cualquiera actriz actual infestada de botox. Y hablando de botox, en una de las últimas pelis en las que participó, Dogville (2003) de Lars von Trier, Lauren Bacall trabajó junto a Nicole Kidman. Y tales fueron los aires de grandeza de Nicole, que en una rueda de prensa la Bacall tuvo que bajarle los humos y decirle: “Chata (traducción no real), aquí la única estrella que hay soy yo”. ¿Alguien lo dudaba?

26 de febrero de 2008

Bella de día


Ella, Catherine Deneuve, es quizá la intérprete más fascinante que ha dado el cine europeo a lo largo del siglo XX. De una belleza lánguida y gélida, se convirtió en musa de grandes directores, algo de lo que muy pocas actrices pueden presumir. François Truffaut, Roman Polanski o Luis Buñuel se inspiraron en ella para dar a luz algunas de las películas más revolucionarias de la filmografía europea. De ahí que Catherine Deneuve haya protagonizado papeles arriesgados y haya sido la primera gran actriz del cine independiente, dando vida a complejos personajes en las décadas de los 60 y 70.

El maestro Buñel fue el responsable de convertirla para siempre en una actriz de culto, con su papel de prostituta desequilibrada en Belle de Jour (1966). Deneuve convirtió su personaje en un mito del cine experimental y le otorgó una personalidad única. Un arquetipo femenino que caló en la sociedad. La melena rubia platino de Catherine en el film ha sido uno de los peinados más copiados en las últimas décadas, y los zapatos negros con la hebilla plateada en el empeine, que lucía la francesa, tuvieron tanto éxito que fueron bautizados posteriormente como “manoletinas Belle de Jour”.